Cuando hablamos de motricidad fina hacemos referencia a las
habilidades que involucran los músculos cortos y requieren la
coordinación ojo-mano. Estas destrezas se incorporan con el tiempo y
fundamentalmente con estimulación y práctica. La grafomotricidad se debe
ejercitar previamente a la escritura ya que es el camino que conduce al
niño a apropiarse de los movimientos que debe realizar para el trazado
de las letras. Los ejercicios deben ser secuenciales en complejidad,
para no frustrar al pequeño y para que éste pueda ir adquiriendo el
dominio de los músculos de los dedos y las manos a su propio ritmo.
A continuación se hace mención a algunas actividades que contribuyen
al desarrollo de la motricidad fina. Es de fundamental importancia tener
en cuenta que las mismas deberán adaptarse según la edad y la capacidad
de cada niño.
Pregrafismos: Son ejercicios de escritura de trazos
rectos y ondulados, horizontales, verticales y combinados, círculos y
bucles, que sirven para trabajar la prensión del lápiz y la coordinación
visomotora y para fomentar el desarrollo de habilidades en los
movimientos de mano y dedos que posibiliten un progresivo control del
trazo para realizar grafismos cada vez más precisos.
Laberintos: Suelen ser empleados como juegos
recreativos pero sus beneficios van más allá. En algunos casos sirven
para detectar la rapidez y precisión de un aprendizaje, en otros las
perturbaciones de la memoria o de la motricidad. Resolver laberintos
proporciona una oportunidad para desarrollar funciones ejecutivas y
habilidades espaciales. Se recomienda proponer al niño que primero
recorra el laberinto con sus dedos y, una vez que lo haya logrado,
intente resolverlo utilizando el lápiz.
Rasgar papel: Cortar papeles con los deditos es útil
para desarrollar fuerza en las manos, el dominio de los dedos
utilizándolos como pinza y la capacidad de inhibición motriz voluntaria.
También sirve para observar el avance del niño en la coordinación
visomotriz antes de incorporar la tijera.
Punzado: Utilizando un punzón se realiza un
“picado”, ya sea de manera libre o pautada sobre figuras
predeterminadas, con la finalidad de conseguir el dominio del pulso
tanto en la prensión como en la presión del instrumento.
Colorear mandalas: Mediante el trabajo con mandalas
no sólo se estimula la motricidad fina sino que se trabajan los límites,
la paciencia, la capacidad de atención, de concentración, la expresión,
la creatividad y se estimula el hemisferio derecho, relacionado con las
emociones, la intuición y la imaginación.
Hacer bolitas con papel: Se le pide al niño que haga
bolitas de papel compactas para que no se desarmen al soltarlas. Esta
actividad sirve para favorecer la precisión en el movimiento y la fuerza
de los dedos de las manos.
Modelar con masas: Al jugar con masa o plastilina,
los niños utilizan sus manos y dedos como herramientas para darle forma,
aplastarla e incluso cortarla en trozos más pequeños. Además, mediante
esta actividad, pueden divertirse experimentando, sintiendo, amasando,
ablandando y haciendo sus propias creaciones.
Plegados/Origami: Además de ser útil para el
desarrollo de la destreza manual, esta técnica incentiva la imaginación,
beneficia la atención, la concentración y la paciencia.
Enhebrar y encastrar: Las opciones para enhebrar son
variadas, se lo puede hacer con cuentas de plástico, de madera e
incluso con fideos huecos, utilizando cintas o cordones.
Unir los puntos: Esta actividad no sólo servirá para
desarrollar las habilidades motrices del niño sino que también le
permitirá descubrir imágenes escondidas y practicar la secuencia
numérica.
Unir con flechas: Este ejercicio de trazado presenta los mismos beneficios que los pregrafismos y grafismos.
Juegos de habilidades: Enroscar y desenroscar tapitas, subir y bajar cierres, abrochar y desabrochar botones.
Recortar figuras: Cortar en un movimiento continuo,
girando el papel para acomodarse en los casos en los que haga falta.
Esta actividad presenta mayor nivel de dificultad, por lo cual se la
debe incorporar una vez que el niño haya alcanzado cierto grado de
control y de coordinación visomotora. Se puede comenzar proponiendo al
niño recortar en las zonas indicadas (por ejemplo, encima de la línea
punteada) e ir aumentando la complejidad (proponiendo por ejemplo
recortar formas geométricas o figuras).
Esta información la he extraído del blog " Licenciada Natalia".